sábado, 23 de octubre de 2010

Soneto atribulado

Miles de almas que deambulan por la vida,
trashumantes de un mundo sin destino
buscando sin descanso algún camino
que les devuelva la esperanza ya perdida.


Y en esa existencia penosa y abatida
los traficantes de un sueño tan mezquino
maldicen sin piedad a su funesto sino
por sentenciarlos a un sendero sin salida.


Y siguen en su andar, maltrechos, alienados,
cual bestias malheridas, con pasos ya cansados,
en busca de lograr los sosiegos tan negados.


Hasta el postrer aliento lo han de soportar,
la quimera está cerca, muy cerca de alcanzar.
Aquella luz presagia: resistir y perdurar

domingo, 3 de octubre de 2010

PROMESAS

      Llegó a su casa agobiada; el día en la oficina había sido fatal. Eran demasiados años de trabajo reiterado. Los mismos compañeros, el mismo jefe con el mismo mal carácter del primer día que ella había entrado a la empresa. Pero a esta altura de su vida no podía siquiera pensar en buscar y mucho menos en encontrar otro trabajo.
Apenas abrió la puerta del sombrío departamento la recibió un penetrante olor a humedad. Se prometió que mañana abriría las ventanas antes de irse...
      Debajo de la puerta había una carta; antes de mirar el remitente adivinó que era de su hermana. No la abrió. Ya imaginaba las recriminaciones por tanto tiempo sin comunicarse. Se prometió que mañana le escribiría...
      Casi antes de terminar de cerrar la puerta se quitó los zapatos que aprisionaban sus pies. Los dedos se movieron dichosos como pájaros a los que un alma buena había liberado de su jaula. No podía quitarse esa extraña costumbre de comprar los zapatos un número menos del que necesitaba. Buscó las pantuflas que la esperaban detrás de la puerta y sintió verguenza de calzarse con ese amasijo de paño deshilachado que pronto cumplirían su sexto aniversario. Se prometió que mañana compraría un par nuevo...
      Buscó algo para comer en la heladera y sólo encontró los ingredientes para hacer un sandwich demasiado calórico y nada nutritivo. Se prometió que mañana empezaría a comer más sano...
      Se llevó el sandwich al living y, estirada en el sillón, se dispuso a ver televisión. Mientras comía comenzó el diario ritual de recorrer, control remoto mediante, todos los canales disponibles. Y así pasaba del noticiero al musical, del deporte al canal femenino, de la telenovela a la película. Nada la entretenía, adicta al "zapping" como era no podía concentar su atención en nada en especial, pero tampoco podía apagarlo. Se prometió que mañana leería un buen libro y no miraría tanta televisión...
      Dos horas después y sin haber visto nada, se levantó pesadamente del sillón. No sabía cuantos huesos tenía exactamente el esqueleto humano, pero creía que en ese momento le dolían todos. Pensó que era lógico que a su edad tanto sedentarismo terminaría limitando sus movimientos. Se prometió que a partir de mañana haría una caminata diaria...
      Fue a dejar el plato de la improvisada cena a la cocina y al pasar por al lado del teléfono vio que el contestador automático señalaba dos llamadas. No las escuchó. De todas maneras ya sabía que eran de su madre, pidiéndole que la visite o que al menos la llame. Conocía de memoria el rosario de reproches que rezaba su madre en cada conversación: Que estaba vieja, que estaba enferma, que no podía ser tan ingrata, que deseaba verla, que la quería... Suspiró molesta. A pesar de todo, se prometió que mañana la llamaría...
      Mientras lavaba el plato miró la única maceta con la única planta que habitaba su casa. Vio sus hojas caídas y amarillentas clamando en grito silencioso un poco de agua. Se prometió que mañana la regaría...
      Fue a su dormitorio al quitarse la ropa y ponerse el camisón. Vio la cama deshecha pero ya era tarde para arreglarla, de todas maneras ya se acostaría. Se prometió que mañana antes de ir a trabajar, pondría sábanas limpias...
      Camino a la cama se encontró con el espejo. Calculó que las raíces canas de su pelo ya alcanzarían los tres centímetros. Se prometió que mañana se teñiría...
      Antes de acostarse se dispuso a tomar la diaria y eterna pastilla para su problema cardíaco. Al encontrarse con el frasco vacío recordó que hacía ya cuatro días que olvidaba comprar la medicación. Se prometió que mañana, sin demora, iría a la farmacia...
      Se acomodó como pudo entre las sábanas arrugadas y apagó la lámpara. Se sumergió en la oscuridad de la habitación al tiempo que sintió un dolor desgarrador en el lado izquierdo de su pecho que recorría todo el brazo y llegaba hasta la punta de los dedos. Intentó incorporarse en la cama pero no pudo; al estirar la mano buscando la perilla de la luz, tiró el frasco vacío de las pastillas. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando... A su corazón no le bastaban las promesas... Y pensar que mañana tenía tanto por hacer!
     !

martes, 21 de septiembre de 2010

LA DISCONFORMIDAD DE LA HUMANIDAD ARREPENTIDA

Luego de analizar bastante el comportamiento de la humanidad, he llegado a la conclusión de que el ser humano está siempre disconforme con su actitud frente a la vida.
Primero quiere casarse y luego se arrepiente; entonces se divorcia, y también se arrepiente; por eso, se vuelve a casar. Lucha sin miramientos para lograr riqueza y poder y cuando alcanza el apogeo, envidia la simpleza de un pescador. Ante la primera dificultad se va del país, y cuando está lejos siente nostalgia por volver. Desea con fervor tener un hijo, y antes de que el niño cumpla los dos años lo ubica en un Jardín de Infantes para sacárselo de encima por unas horas.
Está disconforme con el hogar en que ha nacido, con su nombre, con su cuerpo.
Construye la casa de sus sueños y cuando la finaliza, comienza a refaccionarla. Elige una carrera convencido de su vocación y cuando ha llegado a la mitad, la abandona y comienza otra.
Yo que anduve mucho por la vida he visto todo tipo de arrepentidos... Morenas arrepentidas devenidas en rubias. Gordos arrepentidos transformados en flacos con colgajos. Y hasta hombres arrepentidos convertidos en mujer, que algunas veces se arrepienten del cambio y desean volver a su sexo original.
Por qué no estarán satisfechos con sus propias vidas? Siempre queriendo vivir la vida del otro, que por supuesto tampoco está conforme con la suya...
Hay creyentes arrepentidos que ahora son agnósticos. Pecadores arrepentidos que intentan redimirse. Comunistas mudados al capitalismo. Ladrones conversos que hoy dan sermones.
Adúlteros, traidores, psicópatas y hasta asesinos arrepentidos. Oí hablar sobre una "ley del arrepentido", por lo que parece que no sólo yo he observado esta actitud, ya que existe legislación sobre ella.
Con la sabiduría que me dan mis años, puedo afirmar que no hay una sola persona en la faz de la tierra que en algún momento de su vida no haya estado disconforme con ella y que no existe nadie que no se arrepienta de algo que hizo, dijo o pensó.
Creo que es hora de abandonar mis cavilaciones filosóficas... Oigo llegar un auto. Si... es él. Será mejor que empiece a mover mi cola para recibir a mi amo... No sea cosa de que este hombre disconforme se arrepienta de haberle dado cobijo a este perro viejo y vagabundo y me ponga de patitas en la calle.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

martes, 7 de septiembre de 2010

HUBIERA QUERIDO SER...

Hubiera querido ser el psicólogo de Freud o la maestra de Sarmiento. Dibujante de Caras y Caretas o garzón de un café de París.



Hubiera querido ser una atrevida corista del Mouline Rouge dibujada por Toulouse-Lautrec o la vecina de la casa de Bernarda Alba. Afinador de guitarras en Liverpool o tejedora de bufandas de Isadora Duncan.


Hubiera querido ser la pelota que acarició Maradona en México o la bala que mató a Favaloro para nunca salir de ese arma. La vendedora del zapato de Cenicienta o la esposa de un buscador de oro.


Hubiera querido poner al menos un tornillo en la torre Eiffel o haber lavado las probetas de Sabin. Ser un oído sano para Beethoven o los brazos de la Venus de Milo.


Hubiera querido ayudar a Schindler a hacer su lista o haber sido enfermera en la Guerra de Malvinas. Locutora de turno de José Sacristán en sus noches de radio o la Rosaura de Marco Denevi.


Hubiera querido ser un cirujano que curara al jorobado de Notre Dame o una dama mendocina que bordara la bandera que cruzó Los Andes. La peluquera de María Antonieta o el guardavidas de Alfonsina Storni.


Hubiera querido ser compañera de Sor Juana Inés de la Cruz en la celda del convento. Pararme sobre los puentes de Madison o tripular alguna de las Apolo.


Hubiera querido ser el capitán del barco que trajo a mis abuelos de España o la dueña de la tienda donde Rita Hayworth compraba sus guantes. El sastre de George Sand, el reparador de sueños de Silvio Rodríguez o el vendedor de óleos de Leonardo.


Hubiera querido ser la sonrisa de mi padre o la ingenuidad de mi madre. Modista de Scarlett O’Hara o amante de Rodolfo Valentino. Ser Anastasia, Mata Haris o María Magdalena.


Hubiera querido cantar a dúo el himno con Mariquita Sánchez de Thompson, posar para Miguel Angel, o compartir una tertulia con Manuelita Rosas.


Pero soy quien soy… y no puedo evitarlo.


Pero sigo soñando… y no quiero evitarlo.

CONTRADICCIONES

Puedo sentir que estallo de alegría o sumergirme en la más profunda de las depresiones, en sólo unos minutos.

Puedo ser tan creyente como agnóstica, tan temeraria como cobarde, tan altruísta como egoísta, tan frugal como desmesurada.

Puedo sentir que tengo el mundo en mis manos o creer que él me aplasta.


Puedo amar y odiar, confiar y sospechar, defender y atacar, reír y llorar.


Puedo sentir que sólo soy una patada o creer que el Universo gira en torno a mí.


Puedo alternar manía con depresión, seguridad con incertidumbre, intelectualidad con apasionamiento. Razón con sinrazón, consuelo con desconsuelo, mentiras con verdades.


Puedo sentir que soy benévola y maléfica, práctica y teórica, lacónica y excéntrica, fatídica y utópica.

Me lastimo y me acaricio, me agito y me sosiego, me entrego y me niego. Me oculto, me asomo, me quedo y me marcho.

Puedo sentir que nazco, y muero, y resucito... en el mismo momento en que escribo lo que escribo... y me arrepiento.
                                    

miércoles, 25 de agosto de 2010

PLACERES Y DISPLACERES DE UNA MUJER SOLA

La vida de una mujer sola no es fácil, dicen algunas. La vida de una mujer casada no es fácil, dicen otras. La vida de una mujer no es fácil, dicen las más pesimistas. Creo que la vida puede ser más fácil o más díficil de acuerdo a las circunstancias. Fui una mujer casada, soy una mujer sola, por lo tanto me considero con autoridad para dar mi opinión sobre ambas cosas.



Pero hoy me interesa hablar sobre la vida de una mujer sola. De sus placeres y displaceres, de sus ventajas y desventajas, de sus alegrías y sus tristezas.


Considero que los beneficios de vivir sola son innumerables. Muchos más de lo que pensaba. Bastaría con decir que puedo dejar la lámpara prendida hasta altas horas de la madrugada, y aún toda la noche si así lo deseo. Esto podría parecer algo banal, pero les aseguro que no lo es. Otro de los grandes placeres: escuchar sólo la música que a mí me gusta y al volumen que yo decido.


Es sumamente placentero, en las frías noches deinvierno poder dormir con un pullover viejo y guantes de lana, sin tener que preocuparte por que tan sexy aparentes. Ni hablar de estirarte en la cama disfrutándola en todo su extensión.


No tengo que preocuparme por mi patética apariencia del instante inmediato al despertar. Ese momento aciago, en el que el espejo me devuelve una imagen desconocida, una extraña criatura producto de la fusión de las caricaturas de Angelina Jolie y Yoko Ono.


Y los beneficios siguen: entrar y salir de casa sin tener que decir adonde voy y cuanto tiempo tardaré en regresar, la tabla del baño siempre seca, ningún resto de afeitada en la pileta, jugar trivias hasta que amanece, comer el único alfajor que hay en la alacena sin sentirme obligada al heroico acto de ofrecer la mitad.


Y hay más aún... No cocinar, no lavar ropa interior masculina, no ceder el sillón, no compartir el diario, no discutir, no negociar, no resignar el turno del baño, no planchar camisas, no desconfiar...


Pero debo ser honesta y decir que también esta situación tiene sus contras. Debo confesarlo... En las desapacibles noches invernales, cuando cansada del andar diario, me echo en la cama, dispuesta a relajarme, ese es el momento en el que necesito un hombre. Sí, lo necesito. Un hombre fuerte, de actitud segura, manos firmes. Un hombre que se pare delante mío, que me mire a los ojos, decidido, seguro, predispuesto, y que con toda su virilidad... me ayude a sacarme las malditas botas largas sin cierre. Quien no ha tenido unas, no se imagina lo difícil que es para una mujer sola desembarazarse de ellas.


Y si decido seguir siendo honesta, debo decir que hay otras circunstancias en la que añoro la presencia masculina. Creo que es casi imprescindible a la hora de destapar la Coca Zero. Desconozco cual es la razón que lleva a la multinacional a ajustar cada vez más las tapas, algo debe haber detrás de eso. Quizás marketing, quizás mensaje subliminal. No sé... pero lo cierto es que ese trámite se complica cada vez más para una mujer. En cambio un hombre, por frágil que sea, siempre es capaz de tener la fuerza necesaria para hacerlo. La fuerza del hombre... Siempre la envidié (además del hecho de que puedan orinar de parados). Yo creo, a riesgo de ser considerada blasfema, que Dios se equivocó al momento del reparto de fuerzas. Somos nosotras las que la necesitamos! Ya sea para levantar a un niño de 20 kg, con su brazo fracturado y correr al hospital más cercano; o para subir a la terraza con un balde cargado de ropa para tender; o para venir del supermercado con tres bolsas llenas de alimentos en cada mano. Sí, creo que se equivocó...


Como ya ven, son más las ventajas que las desventajas que tiene la vida de una mujer sola. Yo elijo seguir siéndolo. Aún cuando algunas personas te miren con un dejo de compasión cuando te ven cambiando un neumático, o yendo al cine sola, o destapando una cañería. A ellos les digo:


Estoy sola por elección, y no por imposición.


Disfruto cada momento de mi vida en soledad. Gozo de cada uno de los placeres, por pequeños y banales que sean.


En cuanto a las desventajas... son mínimas y solucionables. Sólo tendré que recordar pedirle al kiosquero que me destape la Coca y desestimar las botas sin cierre, por más tentadora que se vean en la liquidación.-



lunes, 23 de agosto de 2010

Bienvenidos

He creado mi blog. Realmente no sé bien lo que verán en él... La idea es publicar algunas de las cosas que escribí, cuando las musas me inspiraban. Aunque hace algún tiempo que se han ido... estarán de vacaciones? (sic Serrat-Sabina) Verán también aquí algunos pensamientos que surgen de vez en cuando, sólo de vez en cuando, ya que no soy de andar pensando mucho. Publicaré enlaces a sitios que interesan. Pero todo eso será más adelante. Por ahora, esto de crear el blog ha sido demasiado para mí. Hasta pronto.