Luego de analizar bastante el comportamiento de la humanidad, he llegado a la conclusión de que el ser humano está siempre disconforme con su actitud frente a la vida.
Primero quiere casarse y luego se arrepiente; entonces se divorcia, y también se arrepiente; por eso, se vuelve a casar. Lucha sin miramientos para lograr riqueza y poder y cuando alcanza el apogeo, envidia la simpleza de un pescador. Ante la primera dificultad se va del país, y cuando está lejos siente nostalgia por volver. Desea con fervor tener un hijo, y antes de que el niño cumpla los dos años lo ubica en un Jardín de Infantes para sacárselo de encima por unas horas.
Está disconforme con el hogar en que ha nacido, con su nombre, con su cuerpo.
Construye la casa de sus sueños y cuando la finaliza, comienza a refaccionarla. Elige una carrera convencido de su vocación y cuando ha llegado a la mitad, la abandona y comienza otra.
Yo que anduve mucho por la vida he visto todo tipo de arrepentidos... Morenas arrepentidas devenidas en rubias. Gordos arrepentidos transformados en flacos con colgajos. Y hasta hombres arrepentidos convertidos en mujer, que algunas veces se arrepienten del cambio y desean volver a su sexo original.
Por qué no estarán satisfechos con sus propias vidas? Siempre queriendo vivir la vida del otro, que por supuesto tampoco está conforme con la suya...
Hay creyentes arrepentidos que ahora son agnósticos. Pecadores arrepentidos que intentan redimirse. Comunistas mudados al capitalismo. Ladrones conversos que hoy dan sermones.
Adúlteros, traidores, psicópatas y hasta asesinos arrepentidos. Oí hablar sobre una "ley del arrepentido", por lo que parece que no sólo yo he observado esta actitud, ya que existe legislación sobre ella.
Con la sabiduría que me dan mis años, puedo afirmar que no hay una sola persona en la faz de la tierra que en algún momento de su vida no haya estado disconforme con ella y que no existe nadie que no se arrepienta de algo que hizo, dijo o pensó.
Creo que es hora de abandonar mis cavilaciones filosóficas... Oigo llegar un auto. Si... es él. Será mejor que empiece a mover mi cola para recibir a mi amo... No sea cosa de que este hombre disconforme se arrepienta de haberle dado cobijo a este perro viejo y vagabundo y me ponga de patitas en la calle.
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